VII
LA noche religión, laúd el viento
en esta playa de canción salvaje…
Yo, solo aquí, ni exhausto ni sediento
de hacerme entre marinos al viaje.
En esta soledad de todo, siento
como que me embriagara este celaje…
Echa en mi alma el mar en movimiento
toda la sal y el canto de su oleaje…
Diariamente afligido y afligida
mi sed de poesía ya sin flores
que ceñirse en la frente enmohecida…
Asisto a estas batallas interiores
y vuelvo, mal de mí, mal de la vida,
cansado de lidiar sin lidiadores.