Grau fue en el mar la estrella luminosa
de toda la Nación crucificada;
y el Huáscar, una nave milagrosa
donde buscó la Patria su morada.
Grau, como un dios, las costas recorría
golpeando al enemigo con su espada.
Velaba siempre en pie, jamás dormía
por ver sin yugos a su Patria amada.
Su brazo fulminaba como un rayo.
Era de hierro su valor; de fuego,
su corazón peleando sin desmayo.
Bajo sus alas de águila gigante
se refugió el Perú … Fue Grau un dios griego:
acaso fue Jasón, acaso Atlante.