IV
Dame halconcito
tus negras alas.
Quiero volando
ir a mi pasña.
Vive muy alto,
allá en el bosque
de estrellas de oro
que hay en la noche.
Vive incorpórea
y es sólo aroma
de tierno qantu
entre las sombras.
Azul arahui
que sólo escuchan
urpis de niebla
su reino exulta.
Crepusculares
fuegos la cercan
ya hay en sus ayllus
blancas gacelas.
Caupos de nieve
estará hilando
pa hacerme un poncho
de oro listado.
En rojos cántaros
y grises queros
chicha nupcial
me estará haciendo.
Oh, halconcito,
dame tus alas.
Te pagaré
cullcos y tancas.
Si no es posible
ve y dile luego
que por su sóncoy
me estoy muriendo.