JAIME LEONARDO SALAZAR MARTINEZHuaral. Tercer lugar en “Así es mi tierra” (2017). Sus estudios secundarios los realizó en el I.N.E.I. 34 en la especialidad de Mecánica General y luego, computación. Su formación literaria se caracteriza por ser un autodidacta. A pesar de haberse dedicado al trabajo logístico de almacenes, en su vida siempre mantuvo el sueño de ser poeta y escritor.

EXILIO, Seudónimo: Salvador

Con una tromba de humo negro, disparada desde la chimenea, la caldera anuncia su encendido.  El olor del pescado calcinado va entumeciendo el olfato. Viaja la molienda entre grandes máquinas que cocinan, estrujan y secan. Se apretuja la harina por el helicoide, y corre el aceite por un laberinto de tuberías. Hay vaho, ruido, traqueteo por doquier. Operarios leales, que trajinan con regocijo, moldeando el alimento día y noche. De sus manos saltan una hilera de sacos, que huyen por una lona deslizante… Sin embargo, cierto día, cuando el invierno abría sus oscuras alas, la faena cesó. Se espantó el pan del hogar, se aplacaron las protestas con los tentáculos de la codicia.

Hasta cuando estaremos esperando que la justicia, esgrima su espada de luz contra el opresor. Justicia tardía. Son testigos: el frío invierno con su tenaz llovizna, el mar bramando con furia, las voces, los gritos del hombre, apagadas por la resaca del viento. ¡Oh abandonados! Solo queda andar nuevos caminos.

En cada paso que daba, las dunas abrían sus bocas sedientas, hacían brotar espinosos árboles de aromo.  Giraba la paraca como un trompo de arena, esculpiendo las siluetas de las colinas, unas detrás de otras. Más allá, en el corazón del desierto, con el tallo torcido y desnudo, crecía la parra; gateaba en el techo de una maraña de alambres, sostenidas por palos; brotaban de sus axilas racimos de uvas. Detrás de la tarde, los labradores descansan, se abrazan con la tierra. La cosecha, después de un año de espera, había llegado.

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