Antenor Samaniego fue un hombre que cultivó el arte en sus distintas manifestaciones. Desde muy joven se inclinó por la pintura al óleo, acuarelas y carboncillo. En sus últimos años, dio vida a cuadros que hablan de su amor por la naturaleza, el paisaje y todo lo relacionado con el mundo andino. Para él, pintar se convirtió en un gran aliciente para enfrentar sus dudas existenciales, la proximidad de la muerte y el dolor.