Cholita de Sapallanga,
hija de Luna y de Sol,
ya ha florecido tu cuerpo,
ya están tus senos en flor.
Cholita de Sapallanga,
te vi la noche ´e San Juan
y eras llicllita morada
y faldellín chihuanhuay.
Cholita de Sapallanga,
qué chola tan guaragüera.
En tu color se han juntado
la trinitaria y la hortensia.
Qué malvas en tus mejillas,
qué andarcitos de vicuña
los que te mueven el busto
y debajo de la cintura…
De prisa –detrás el viento
requebrándote al oído -,
vas a la feria del pueblo
con tu canasto de lirios.
Alborotados te siguen
jilgueros y pichiusitas;
los puquios que te presienten
se empinan tras de las pircas.
E irrumpe dentro la plaza
como un lucero en el alba;
pellizcos se dan las huambras,
codazos se dan los majtas.
Las torrecita de nácar
de la iglesita poblana
sueltan collar de palomas
y parvada de campanas.
Todo es bullicio y revuelo
por ti, cholita morena,
chacarerita del cielo,
del cielo de mi tristeza.
La chicha y el buajay-cholo
se encargan de arder mi sangre,
mi sangre de elaborarte
manojitos de cantares.
Vencido ya el medio día,
retomas tu caminito;
más encendidas las chapas,
tus senos más movedizos.
Entre eucaliptos y molles,
desapareces volando;
mientras el viento y el sol
y yo quedamos llorando.
Cholita de Sapallanga
qué gavilanes tus ojos,
terribles gavilancitos
como el orgullo y el odio.
No han permitido otra vez
que yo me acerque a tu cuerpo.
Te juro que cazador
me volveré por …tus senos.