Lindo mi caballo blanco,
mi caballo volador.
Salimos de madrugada
antes de asomar el sol.
A nuestro paso despiertan
frescas la hierba y la flor.
El muerde los cogollitos.
Yo entono alguna canción.
En el aire y en la tierra,
qué aromas hay, Santo Dios.
Departen sus confidencias
el guindo y el alcanfor.
Conciertan sus cuerdas de oro
la abeja y el moscardón.
Insectos a maravilla:
-jaspe, rubí y tornasol-.
Mi caballo emocionado,
echa a sonar su altavoz.
El día se alza entre rosas
de nácar y de arrebol