¡Viva el Perú! … Es un grito de combate.
Vibra en la boca con clangor de trueno.
Dentro del pecho como un astro late.
Con esa voz: ¡Viva el Perú y sereno!
fueron escritas páginas de gloria,
en la piedra, en el polvo y en el cieno…
Voz incisiva, voz admonitoria,
licor fulmíneo, vino que alimenta
el propio corazón de nuestra historia…
Voz: hija del fragor y la tormenta,
bandera de sonido, flor de fuego
que se abre entre los labios y revienta…
Flor –símbolo crecida con el riego
secular de la sangre derramada
sobre el sordo peñón y el surco ciego…
¡Viva el Perú! …Voz que escoltó a la espada
del pueblo que luchó contra la garra
del león ibero en épicas jornadas…
Grito viril que rompe y que desgarra.
Magnético conjuro que electriza
la multitud hirviente de la barra…
Lo dice el combatiente que agoniza:
la sien ensangrentada, el pecho herido
y entre los labios la última sonrisa.
Consustanciado está con el latido
más cálido del corazón, que, a veces,
dentro del alma es sol que está escondido.
Jamás admite errores ni reveses.
Siempre señala el norte y siempre enseña
que se puede morir por él mil veces.
¿Fue Piérola, fue el Héroe de la Breña
o Santos Atahualpa o Tupa Amaro
quien dijo el grito y lo lanzó a la leña?
¡Sabe Dios! … Resonó como un disparo
y se arraigó en el ser, como elemento
recio y vital (aunque parezca raro).
Tiene la majestad del juramento,
la solidez del hierro, el magnetismo
de la ilusión, la suavidad del viento …
Con él, Alfonso Ugarte, hacia el abismo,
lanzóse arrebatando la bandera
de manos del intruso. (¡Qué heroísmo!)
Con él, volando de una a otra frontera,
fue Miguel Grau, magnífico Almirante,
batiendo al agresor, como una fiera…
Fue con Castilla un rayo fulminante
cuando, cortando al siervo la cadena,
hizo la Patria libre en adelante.
Ora en la nieve andina, ora en la arena
del litoral costeño, en todas partes,
vibraba cual sentencia nazarena …
Sintiéndose pequeños Bonapartes,
lanzábanse al combate los guerreros
para morir al pie de sus baluartes…
Volaba entre el fragor de los aceros
cual Ave Fénix y condecoraba
los pechos de los héroes con luceros …
Él es el canto de la gente brava.
Él tonifica el nervio y está ausente
del corazón servil y el alma esclava…
Al oírlo, tiembla el déspota insolente,
tiembla el perverso, tiembla el libertino …
No es grito, no, que es rayo omnipotente.
Rayo de Dios que marca al asesino
de pueblos y conciencias. Noble espada
que corta las tinieblas del camino.
Por él hay libertad en la morada
que le tiene por dios. Por él se piensa
sin pánico al censor ni la estocada.
¡Viva el Perú! … Es el grito que condensa
la vibración recóndita del pecho
que reta la injusticia y la vergüenza …
Frente a la acción heroica, frente al hecho
vindicador, se encuentra como lumbre
solar … Con él amaneció el derecho
y se acabó con él la servidumbre …