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Vértigo musical,
pero del bueno,
furor de diablos pálidos,
sonidos que estrujan,
corrosiones de veneno,
gritos de vendaval
o sus gemidos.
Soñando,
la cabeza sobre el seno
de niña en flor
-nenúfar florecido-;
sentir el vértigo,
rodar sin freno a la embriaguez…
¡Oh, reinos sumergidos!
¡Oh, música!
¡Qué tempestad de cosas!
¡Arpas y cítaras!
Cambiantes giros
soltando espinas
y soltando rosas.
Música del arcángel
abatido de sierpes,
de escorpiones y vampiros.
¡Música sideral!
¡Edén perdido!