VII
Adentro un mundo mágico se me revela y poco es
lo que transcribo afuera, lo que materializo.
Sufro de abulia. Hay días largos en que no toco
ni pluma ni pincel y en que ando escurridizo.
Miro las sucesiones internas tal un loco.
Vivencio objetos raros: productos del hechizo
de mi cerebro ardiente. ¿Lucubro? ¿Pienso? ¿Evoco?
No sé si designarles infierno o paraíso.
Cielos de fantasía, metaforizaciones
de un alma predispuesta a desintegrarse en cromos
y formas que superan vigilias y visiones.
Tanta riqueza adentro. Pero, ay, que no revierte
mi pulso ni mi labio: instrumentales romos.
¡Y el mundo de que os hablo se llevará la muerte!