Sin duda tengo el alma de anticuario.

Me gusta estar rodeado de vejeces.

Prefiero el bello mármol estatuario

de Miguel Ángel a las candideces

de Henry Moore. (lo juzgo estrafalario).

Señores de la crítica, mil veces

les ruego me perdonen. Soy sincero.

Y escribo así, porque yo así lo quiero.

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