Edgard Isuiza Balarezo es de Madre de Dios. Licenciado en Educación, profesión a la cual le dedica su vida. Su poema a Baawaja refleja su preocupación por los estragos que ocasionan en esa zona la extracción ilegal de madera y oro.

BAAWAJA
Seudónimo: Montesur

Baawaja, sembrador de vida, en tu caminar sin fin…
Un día, tal vez, en los amaneceres del tiempo,
fuiste solo triste páramo, acariciado por silencio.
Largo fue tu trajinar por senderos inertes y sombríos.
Tuviste sed en medio del camino,
y clamaste por un poco de agua, para tus arenales sedientos.
Y, desde las gélidas alturas, los Andes, generosos, soltaron gota a gota
sus aguas cristalinas, para aplacar tu ardiente urgencia.
Desde entonces, como una gran boa que se despierta de su letargo,
el tiempo fue dibujando tu camino como surcos abiertos a la vida.
La tierra se hizo verde. La vida empezó a florecer, alegre, entre el follaje
de tu cuenca. Y, por primera vez, las colpas se pintaron de multicolores
guacamayos, picoteando la arcilla roja de tus barrancos.
Baawaja, río sagrado de los Ese’eja.
Quién no recuerda, con ternura amazónica, tus blancas playas
oliendo a tierra fresca, en el verano.
Mis ojos no podrán olvidar tus atardeceres rojos besando tus aguas
ni el remanso de tus muyunas misteriosas, en cada recodo de tu camino.
Pero hoy estamos tristes. Los que odian la vida y prefieren una tierra muerta, te
están matando a dentelladas. El sucio metal amarillento brilla más que la vida.

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