Ella, en el ara de mi corazón,es el ídolo santo de mi vidaa cuyos breves pies, arde prendidala llama fúlgida de mi pasión. Mis labios,
Categoría: Rosa Precaria
Es la mañana fresca y amorosa,el despertar del día. Todo cantauna alabanza dulce y religiosaque al espacio en una onda vaporosatan dulcemente casta se levanta.
Yo te soñé desnudaen una alcoba azul;allí, el sol se extinguíaen delicado tul,y su oro refractabaen tus divinas carnes,como queriendo todofundirse en un abrazo.
El viento se hace fresco, la noche avanza ociosa,la tarde se sepulta cual fino pavo real;en los ramajes se oye una oración vesperalque arrulla estremecida
Mi pecho henchido de sutil dulzura,por ti, mi Amor, ardiente llanto lloro;y al Dios Celeste con fervor imploroque en mi alma sigas reina de ternura.
Yo no sé que tiene en su mirada.Hay un fuego que devora el alma.Hay un abismo obscuro y profundodonde se extravía el corazón.Cuando la noche
Temblaba, abandonadaen un rincón callado,y sobre su cabello difuso como una ondala lámpara jugaba. Hoy fui a verla y la encontré divina;tenía en su desnudezel
IPasa silenciosadejando sólo el vago perfume de su cuerpo;me parece que es ella de violetas un huertoy, enfermo de aromayo la sigo a escondidas como
Son sus formas: secretas ondas de misterio;en ella están urdidas todas las cadenciasen suaves amalgamas. Ella es un imperiode intocadas grandezas, de dulces magnificencias. Es
Esos, eran días de inquietud y de extraños agitamientos. Mi corazón adolescente, enfermo de quimeras, a manera de un ave se lanzó en el vuelo