19.

¡Ay, campos en que vi crecer las lilas,
¿en dónde están ahora?
Con el canto del colibrí
lloraban mis pupilas.
Mi pecho, de emoción,
latía tanto.

La fuente parlanchina
y el aroma del nardo y el clavel,
¿en dónde están?
¿dónde la codorniz?
¿y la paloma?
¿y el eucalipto azul?
¿el arrayán?

¿Quién era el que os amaba?
¿Quién el mozo de pies desnudos
cuando el sol,
y cuando brillábale en el alma
luz de gozo?

Ay, campos de verdor,
de fiesta
y trino.
Vuestra luz era
el bienestar más blando.
Y vuestro ser
mi néctar asesino.

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