50.
Hoy yo lo siento.
Lo sintió Anacreonte
y en él se consumió;
fue frágil leño
para su fuego.
Lo sintió Petrarca
y se redujo
en inmortal ceniza.
El Dante lo sintió
y perdió el cerebro:
loco divino
creó las maravillas
que nadie pudo crear.
Sintiólo Shakespeare
y cantó como un cisne
en sus sonetos.
Y todos lo sintieron
tan a fondo.
De todos es.
Nadie se salva de él.
¡Es el Amor!
¡Sublime fuego eterno!
Hoy yo lo siento.
Arde mi ser entero.
Parece que me parte en mil heridas,
parece que en el fondo de mi pecho
un sol gigante explosionara en rayos.