8.
Hay una música interior,
una muy pura,
de una belleza no común
y es infinita:
un resplandor azul y nácar
la textura;
la gloria de la creación
toda la habita.
Armonía inasible
flores de la oscura
región astral;
voz íntima,
voz inaudita,
siempre huyendo del ser,
huyendo hacia la hondura,
donde el inmenso corazón
de Dios palpita.
Llega sólo
la insinuación de su grandeza
como el eco del mar.
y todo su misterio
queda en el cielo que es su sede
y fortaleza.
Oh, música del ser profundo,
poesía.
Por ti el poeta
en luminoso cautiverio,
se lanza al viaje ignoto
en dulce travesía.