-Con la princesa de la tez florida
me he de casar – cantaba el pastorillo
y al viento quejas con el caramillo
soltaba con el alma mal herida.
Era la niña, niña bien guarnida;
lograba arte sutil con el bolillo.
De danzas el flamenco y el tresillo
eran las dos pasiones de su vida.
El mozo cerca de la fuente viola.
Hondo penar le dijo en el carrizo.
De amor estremecióse la española.
Lágrimas encontraron en las flores
Del mozo y de la moza no se quiso
saber en el mundillo de pastores.