XVI

Salgo, de amanecer, sobre un pollino
-bíblico y dócil-, flor de mi lugar.
Para el pueblo me voy.
Este domingo hay fiesta. Un vocerío
de gente en la penumbra. A cabalgata
también van otros. Buena está la plaza.
Olor de ponche matinal. Me apeo
a saborear un uman caldo.

Cómo amanece. Bajan del oriente
crespos rebaños de albos pucutaes.
Tropelía de luz que pugna y se abre
como un quishuar de plata oracional.

Bosteza el río. Tíñense las casas
de su color de teja pastoril.
Me voy de nuevo. Latiguen el viento
con suavidad de pelo de mujer.

El buen asno camina rumbo al alba.
Constato en el ramaje de mi sangre
una alegría vegetal,
siento como si me salieran flores
en la frente, los muslos y las manos.

Sobre la pachamama
el viático solar abre sus hostias
de luz sobre los pétalos de un huayno.

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