32.
Alguien me dicta el verso.
Incandescente palabra
que recojo estremecido.
Y soy el cáliz,
soy el recipiente…
Alguien me dicta:
un ser desconocido.
Está dentro de mí,
tras de mi frente;
a veces como el mar
-mar conmovido-;
a veces como el cielo
-cielo ardiente-
y yo ¡oh, desdicha!
en ruinas,
destruido.
Palabra no prevista,
extraño verbo que hiere y duele,
que erosiona y quema,
devora si león,
rasga si cuervo.
Plegaria o ruego
o súplica o caricia,
admonición,
vejamen,
anatema,
a veces miel,
a veces inmundicia.