31.

Fúgate al campo con la pena mía.
Dame a los ojos el paisaje,
alza tu júbilo hasta el sol,
oh poesía;
corre de flor en flor,
toda descalza.

Corónate las sienes con azahares;
que el pedregal florezca,
que en el cielo se hermanen,
con los goces y cantares,
la pena,
la tristeza,
el desconsuelo.

Destile miel la soldad,
incense tu amor al misticismo,
exfolie el canto sus oros,
cante el pájaro forense.

Todo se transfigure.
Haya el encanto del evocar la infancia;
no se piense sino en el gozo.
Y no se pida tanto.

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