En la Granja, en Segovia, fuentes y fontanelas
parlan cuando la noche envuelve en su manto,
Recuerdan los lejanos coloquios y el encanto
de los grandes salones que alumbraban las velas.
Hablan de caballeros y bellas damiselas,
de parques perfumados de rosas y de acantos,
del beso arrebatado tras las sombras y el llanto
en el rostro de nácar de las blancas gacelas.
Murmuran como viejas comadres de la historia
que escribió la leyenda… Vive en ellas la gloria
dormida en el misterio de godos y borbones.
¡Cuántas cosas calladas entre el musgo y la yedra!
¡Parece que suspiran las figuras de piedra!
¡Parece que sonríen los desnudos tritones!