XXXV
Del enigma que envuelve las cosas, quiero hablar.,
Estoy en permanente transmutación y acecho.
Lanzo mi cuerpo en tierra y, descubierto el pecho,
oigo latir el mundo cual si fuera a estallar.
Me da el cielo otros cielos, otros mares el mar.
Una esencia infinita gravita en cada hecho.
La vida se desliza, como el agua en su lecho,
y todo lo penetra sin nunca se acabar…
¿Quién renueva el aroma? ¿Y quién tiñe las flores?
¿Quién el que permanece sempiterno en las cosas?
¿Quién da miel a los frutos y color a las rosas?
Sumándome a los teólogos y teorizadores,
hurgo a mi modo el reino del misterio profundo
y encuentro que en mi vida cabe también un mundo…