A Adriana Flores M.
¡Qué belleza tendrá la vida si se entrega entre lágrimas y sangre!
Sólo es bella la flor; la espuma es bella en su precaria estancia.
La vida vegetal de verde somnolencia es bella todavía.
El polvo así que llora olvido bello es aún de inerte,
pero la vida humana, y más aún, la vida superior del alma
¡ay, deleznable greda la carne sometida a la tristeza!
Porque vivir es un dolor, ya que en dolor se nace.
La vida libre encausa, pero en viviendo……¡y hela la verdad!
hacen vivirnos, ¡sí!, dosificándonos el tiempo y el espacio,
suministrándonos la libertad, por la razón, ¡por la única razón!
de la maldita condición de haber nacido;
creer en verdad que existe la verdad, creer que se ve,
pero dudar porque se ve llegando a la ceguera
y sentir desgarrarse el alma irremisciblemente
tal diáfano cendal a que devoran furibundas llamas;
pero sentir, pero mirarse y comprender que…
¡Y la vida crucificada en todas las miserias!
¡y los ojos sangrándoles dolor a las estrellas!
¡y el pañuelo único puerto a tanta pena!
¡la pena no agotándose jamás, y nunca la muerte
fatigada de ser muerte y únicamente muerte!