Yendo de Santander a tierra vasca,
me acuerdo de Pereda, el novelista;
en Bilbao de Unamuno, el ensayista…
Fue céfiro ese y este fue borrasca.
Hay un viejo barbudo que se rasca
las hebras de la barba. ¿Es un artista?
Se tiene el cielo de oro y amatista.
Hay sol antes de que la luna nazca.

Mi lira fatigada ya no suena.
Perdónenme Pereda y Unamuno
que no les lleve lirio ni azucena.

Tengo visiones tantas en la mente
que al alabarlas juzgo inoportuno.
No me siento inspirado ni elocuente

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