Verde volcán que se alza en la llanura
hasta rozar las sienes con el cielo.
Dardo fugaz que al detener el vuelo
se enhebra de luceros en la altura.

Converse con el viento y la montaña.
Aquél, golpeándolo, lo desmelena,
y el eucalipto, aterrador, se llena
de colores sinfónicos y extraños.

Sombrío sacerdote, bardo ascético,
meditación siniestra hecha follaje,
salmo diabólico sobre el paisaje.

Barbado de hojas, patriarcal, profético.
Don Quijote tal vez, por lo alto y hético,
pronto a saltar al cielo, en abordaje.

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