II
¿Dónde mis verdes pampas sicaínas?
¿Dónde esa vasta floración ardiente?
¿Dónde el tejado malva y esa gente
reunida en el plazón y en las esquinas?
Cielos azules, aguas cristalinas,
maizal dorado, trigo refulgente,
rebaños ante el oro del poniente,
palomas, picaflores, golondrinas…
Allí donde nacieron mis quimeras,
allí donde el amor marcó con fuego
mi andar de peregrino sin sosiego.
Allí donde mi voz, por vez primera,
se bautizó, teniendo de padrino,
al legendario arado campesino.