XI
De pequeñín jugaba con el grillo,
las flores de las habas y la arveja.
Creyendo que era comején o abeja
libábales de todas el zumillo.
Piedras jugaba hasta sacarles brillo.
Montaba al cerdo, al alazán, la oveja…
Gañán, hundía en la chácara la reja
o notas arrancaba al caramillo.
Cometas fabricaba en el carrizo.
Con ellas de las nubes era el dueño
y en mi alma pura germinó el ensueño.
Era feliz. El mundo satisfizo
a plenitud mi sed de poesía
que con terrible ardor me consumía.