Recuerdo: vastos campos de alfalfares
con florescencias áureas y otras lilas;
en medio, sosegadas y tranquilas,
las vacas de mis viejos hontanares.

Los guindos, los alisos, los quisuares,
las plácidas espigas, las esquilas…
No sé… Se me nublaban las pupilas
entre el efluvio de los manzanares…

La música rural que devenía
de insectos, de rebaños y avecillas,
recóndita emoción me producía.

Y yo era brisa o rama, gleba o peña…
Y en comunión de cosas tan sencillas
se abría mi alma… como flor que sueña.

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