Si fuera luz mi pensamiento
y, si un instante al detenerse
se convirtiera en broches de oro,
ya todo el mundo habría llenado
sólo de estrellas luminosas.

Habría dado al lado tuyo
milagros de astros y luceros,
y si tú los hubieras mirado
con la constancia que yo tengo,
quizá te habrías vuelto loca.

Habrías

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