X
Por el puquialito
desnudos los pies
paseaba la huambla
de rostro de miel.
Challhuitas doradas
saliéronla a ver;
le dieron su aroma
el lis y el clavel.
Quedóse dormida
bajo un retamal;
salió una culebra
y fuéla a besar.
En sus caracoles
el río lloró;
el viento en las pencas
también sollozó.
Lágrimas de plata
lloraron también
huaytas y challhuitas
hasta anochecer.
Quedóse dormida
convertida en flor
suave como luna
rubia como sol.