Yo no sé que tiene en su mirada.
Hay un fuego que devora el alma.
Hay un abismo obscuro y profundo
donde se extravía el corazón.
Cuando la noche anda silenciosa
yo advierto su mirada pasar,
hiriéndome la carne y la vida
cual si fuera un agudo puñal.
Anoche, la soñé hoguera viva,
era incensario mi corazón.
Me sentí el más feliz de la tierra,
ya que era suyo mi pobre corazón.