Amad al justo que recibe

el beso del traidor,

al que sediento

bebe la hiel,

al que en silencio sufre

el peso de la cruz,

al que cae

y no se mueve.

Al que resopla,

al que arde ante la fragua,

al que se seca ante el arado,

al viento que llora,

al labio que no empapa el agua,

al que se pierde

y ya no hay quien lo encuentre.

Al que no tiene el lobo

y sí el cordero,

al que devuelve rosas

y no espinas,

al que no tiene el sol,

sino el lucero.

Amad al que jamás sonríe,

al que alza para

vivir sus podres y sus ruinas,

a aquel en quien

hasta la vida es falsa.

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