¿Dices poeta?

Dices sacrilegio.

Le es dado alzar santuarios,

también ídolos;

y, asimismo le es dado destruirlos.

Nada le place.

¡Raro dios enfermo!

Labra el verso sutil,

y lo desdeña;

esculpe el mármol,

y lo rompe luego;

llena de miel el cáliz,

y lo arroja;

capta en su red un astro,

y lo destroza.

Que si la sangre es fuego,

con el fuego crea su mundo;

hasta a la misma piedra

le da su corazón

todo sangrando.

Pero… ¿Por qué?

Porque le da la gana

de verse en todas partes,

ver su imagen,

infusa,

como Dios,

entre las cosas.

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