Adentro estalla la tormenta.

Oleaje de sombras en vaivén.

¿Qué es lo que quiero?

Quiero lanzarme afuera.

Hay un salvaje deseo,

un frenesí de cancerbero.

Quiero el Poder,

tener el arbitraje de todo;

al no poder, me desespero,

rompo mi cetro,

rasgo mi ropaje…

Mi cuerpo es la prisión;

yo, el prisionero.

Rey destronado y pobre,

oscuro siervo,

sin alas y con grillos

y entre el lodo,

llamando al búho

y adorando al cuervo.

¡Ay, formas puras!

Fueron sólo un mito.

¿Amor? ¡Gloria? ¿Poder?

Perdido todo.

Yo quise el Bien.

Y el Mal es infinito.

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