Muchachos y muchachas.
Boca afuera hierve la risa;
es un licor furioso
dando orden a las glándulas.
Los nervios están electrizados
por la música.
Colgadas de la luz,
como murciélagos,
vigilan las tinieblas.
Un dios pálido pasea en el salón:
se llama Vicio.
A reventar están los senos núbiles.
Fluye por el cristal,
suave y diabólico,
el néctar infernal.
La risa hierve.
Y la mano del hombre es como un arma:
cuando acaricia, mata.
¡Oh, dulce muerte!
Muchachos y muchachas.
En la sombra se insinúa
la gloria puberal.
Cayó en el fuego ya la mariposa.
Hay una flor que rueda entre los vómitos.