III
POR suerte mi alma goza en tu dolencia
de amor. Estás en flor, en la más pura
e inmutable tristeza, en la yacencia
del sueño antes de ser agua o dulzura.
Eres aún la luz sin existencia,
la línea que persigue su moldura…
Y aun es nieve y ardor sin consistencia
tu levedad, tu mágica hermosura…
Orfebrería en el azul más fino
de la mente que alcanza y elabora
su ápice, su cristal, su oscuro vino…
Naces de la más pura teoría,
tu lumbre se alza de la verde aurora
de un bosque volador, oh, poesía.