VI

TANTA beldad como áureo recipiente
de vida al polvo torna y cae, tanta
beldad. Todo el misterio en ella canta
y es todo un dios su cuerpo adolescente.

Decid, no hay loto ebúrneo y reluciente
como aquel seno. Puro se levanta
el tallo de marfil de su garganta,
y luz riega la sangre hasta su frente.

De ahí que del amar la flor más pura
sobre la tierra sea la locura.
De amor para morir, yo estoy, belleza…

Hoy amo más la vida, que la adoro
con frenesí, oh, efímero tesoro

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