XIII

¿HAY otra luz más honda, otra más bella
música no gozada entre los vientos
ignotos? ¡Ah, decid! ¿dónde termina
tan grande arquitectura de misterio?

¿Soy dueño o no siquiera de mis huesos?
¿a dónde gira el mundo de mis sueños?
¿por qué arde el fuego que me anima y siento
quebrarse en tierra y ascender al cielo?

Solo y lejos de todo, a diario andando,
a merced de alguien, lúgubre y huraño,
golpeado contra el viento, contra tanto
avatar de cilicios y de espanto…

Solo, sin soledad, ebrio de angustia
hoy penetré hasta el eje de la noche
y he sentido el terror; he visto a Dios
ceñudo, patriarcal, sólo los ojos
le ardían como infiernos…

He visto a Dios.

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