VI

YO veo como una antorcha
tu cabellera amarilla
bajo la bóveda azul
del cielo; niña, mi niña,
qué vaguedad la que cobra
tu piel de vidrio y harina…

Ay, la que veo entre sueños,
rara princesa entre níveas
gacelas; ay, la que sueña
sobre una huerta de orquídeas…

Hela visto en la alborada
nacer de la noche misma
más blanca que blanco hielo,
más fina que espada fina…

Su hermoso cuerpo de diosa
adolescente emergía
lleno de hechizos sagrados;
y al verla dulce y erguida
ante los muros de sombra,
fui y adoréla a la orilla
de su nacencia, y los ángeles
arpas de rosa tañían…

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