IX

Ya nada me entusiasma ni me alegra.
Emigro, yerro, voy, siempre errabundo.
Mi vida ni se asocia ni se integra
con la brutal política del mundo.

Mi corazón es una piedra negra.
Mi pecho un ciego abismo en el que me hundo.
Parece que mi fe se desintegra.
Pantano soy, pantano el más profundo.

Siento una gran torpeza. Mis sentidos
se atrofian sin remedio. Los minutos
se esfuman como pájaros heridos.

Sin luz entre las sombras me debato.
Más animal, más bruto entre los brutos
perezco tras inútil pugilato.

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