XII

Meditativamente contemplo el mar inmenso
Mar y cielo parecen en duelo, en un desquite
de púrpuras y cadmios. Crinadas olas. Pienso
en Grecia y rememoro Neptuno y Ainfitrite.

Tritones y nereidas. Un fabuloso lienzo
para Luca Giordano. La brisa me permite
gustar un acre aliento de pez, aroma intenso
que el abismo a través de las aguas trasmite.

Parece que estuviera de frente al infinito.
Se impregnan mis temores de religiosidad
que sufro el peso enorme de tanta inmensidad.

La angustia metafísica me hace ensayar mi grito.
Cierro los ojos. Huyo. Me vuelvo al urbanismo,
pues siento en las espaldas que me atrapa el abismo…

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