XI
HERA entre ciervos de niebla
huye a la mar. Esta herida
por un venablo de muerte.
Bajo la noche amarilla
escapa marmórea y dulce;
camelias de lumbre lila
desgajan sus pies de nieve.
Extraña virgen antigua
que padeciera en los ritos
del alba. Sobre las ruinas
del sueño, llorando huye.
Búhos y cuervos la miran,
ojos de muerte la asedian,
bésanla bocas sombrías.
Llorando huye, sus lágrimas
lavan semblantes de niñas
muertas. ¿Qué manos de sombra
cortan su pelo en las quijas?
Se sobresaltan los seres
del mar; sus negras orillas
se orlan de espuma y corolas.
La última luz que agoniza
entre la miel y el geranio
es su nublada sonrisa.
Ya su cabeza sin sangre
estalla azul en cenizas.
Muerde su muslo un lebrel
y brotan sobre la herida
tiernos rubíes. La luna
del vientre se hunde vacía
en la amorosa penumbra.
un ángel tañe su lira
de soledad en la noche.
Ay, sus ardientes mejillas.
El viento trae del bosque
olor a juncias y a mirra…
La suave imagen sonríe
como una estatua dormida…