2.

Es la piedra que sufre y que modula
hasta alcanzar la voz de la plegaria…
El fuego que se encrespa y se ondula
hasta hacerse radiante luminaria.

Es la flor que se arranca de su rama
y se hace mariposa iridiscente…
Es la voz del abismo que se inflama
y se hace sinfonía de repente.

Es la tierra. Es el agua. Es el viento
que, al cobrar armonioso movimiento,
logra vivir con resplandor eterno.

Un «sésamo ábrete»…y en cuyo vuelo,
elévanse las cosas hasta el cielo
como almas rescatadas del Infierno.

Entradas relacionadas

Deja una respuesta