VIII

EN el reino del sueño hay una fronda
más que celeste, azul; la luz en ella
lechosa, acaso ajazminada, es bella
entre ángeles y náyades en ronda…

Luz nacarina, luz que se desfonda
sin principio ni fin dejando huella
fluvial de aroma, nácar o grosella
como una inmensa cabellera blonda…

Naufraga en ese mar y todavía
bebe su espuma y vino el que te sueña
nacer, desnudamente, poesía…

Yo soy el que te sueña y ha soñado
tu rara cabellera: flor y leña
que arde y exhala un dulce olor sagrado…

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