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A PESAR de la pena en mis adentros,
a pesar de la fiebre de mis sueños,
el dolor de mis huesos y mis ansias
tengo maduro tanto amor para lo ignoto,
pese al dulce novillo de cuernos de laúd
y del templo invadido de gitanos
o la plaza atestada de genízaros,
tengo este amor para el amor más puro,
sobre el baldón y el odio, sobre el perro
que muerde al ciervo o el caballo oscuro
que pisotea al ángel… tengo amor,
compadecedme, y luego, idos lejos
arrojándome tiestos a los ojos,
este amor es amor porque es ajeno
a todo y sólo es mío y de Jehová.
Apenas tengo
aliento para hablarte, ¿ves? y sufro
de esta locura cruel que sopla en mí
como el viento guerrero en las espadas.

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