Airón flumíneo al borde del barranco.
gas de un divino nácar en instante
de floración, glacial penacho blanco,
blando nenúfar, tierno y palpitante.

En despeinarte el viento se entretiene.
Murmuras algo y tu murmullo sabe
al ruido de la luz que se detiene
a morir en el cántico de un ave.

Alero del amor cuando te mueves.
Suspiro cuando el céfiro te tumba.
Nimbo de soledad para la nieve.

Te quiebras si, arrullándote, te toma
dentro de su hoz la muerte…Y te derrumbas
a semejanza de ala de paloma.

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