¿Decís la escuela nueva? Prosa pedestre, prosa

donde la ineptitud esconde su orfandad,

meretriz desgreñada, Mesalina rabiosa

que taladra el oído con tal vulgaridad.

Prefiero el contrapunto musical, no esa cosa

elemental y rústica. La originalidad

reside en la palabra renovada y jugosa,

y mejor todavía si es con profundidad.

¿Vallejo? Bien. ¿Huidobro? También. ¿Y en la paleta?

Picasso en esos tonos azules de que gusto.

¡Jamás el verso – libre de los falsos poetas!

Por eso he vuelto al álgebra que tienen las palabras,

al orden, no al tropel. Más hermoso es el busto

de Venus, no los testes de Dioniso y sus cabras.

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