Hora en que bajan los ángeles. Hora suave de la tarde.
Momento de quietud. Momento de inquietantes vaguedades.

Viste la tierra encantados tonos de jaspe y de lila.
Hermosas tintas inéditas. ¡Qué primor! ¡Qué poesía!

Callados están los árboles como en plegaria. Sus copas,
tan lejos ensombrecidas, semejan flores remotas.

De este silencio supremo se alza insonora una música.
Es un extraño lenguaje de cosas hondas y ocultas.

Deshaciéndose en aromas los jardines agonizan
y este dulcísimo aroma ya todo lo dulcifica.

Hora en que bajan los ángeles.

Hora en que el alma en el cuerpo,

se inquieta, desesperada, traspasada de misterio.

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