Jamás yo permití me aprisionara el yugo
Categoría: El fuego lacerante
¡Qué cosas por decir! Pero esas cosas rechazan el sonido y el color.
Se llamaba Rebeca y era hermosa.
No hay símbolo que permanezca intacto, irreductible;
Guardo, dentro de mí, recuerdos como miríficos oasis;
A nadie herí, pero en el fondo siento como si hubiese herido por millares;
Parezco malo. Tengo adusto el ceño.
Amad al justo que recibe el beso del traidor,
Siempre negando. Escéptico. Inconforme.
Muchachos y muchachas. Boca afuera hierve la risa;